En este contexto aparece el indicador de huella de carbono y cuantifica las emisiones GEI, medidas en emisiones de CO₂ equivalente, que son liberadas a la atmósfera debido al desarrollo de actividades cotidianas o a la comercialización de un producto.
Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) son aquellas que provienen de las actividades o procesos habituales del ser humano.
Se denominan gases de efecto invernadero (GEI) ya que contribuyen, en diferentes grados, al efecto invernadero por la cantidad de moléculas del gas presente en la atmósfera. Dentro de los gases que tienen esta denominación se encuentran el vapor de agua, el dióxido de carbono, metano, óxido de nitrógeno, ozono, CFC y HFC. Hay que recordar que el efecto invernadero es un fenómeno natural, pero el aumento de su concentración sobre los valores habituales ha incidido en el calentamiento global y el cambio climático.
La primera Conferencia Mundial sobre Clima, realizada en 1979, reconoce el cambio climático como un serio problema que afectará las actividades humanas. Su acuerdo es hacer un llamado a los gobiernos mundiales para prevenir cambios en el clima causados por el ser humano que pudieran afectar de manera irreparable a su bienestar.